Móstoles, 18 de Abril de 2015
Hola a tod@s.
Quiero contaros algo por si puedo ayudaros, de alguna manera, a salir de una mala o inexistente situación laboral.
Ante todo, presentarme. Soy Susana Martín, hija de obreros, tengo 43 años, soy madre de dos hijos, una de 18 y otro de 12, divorciada desde hace 5 años, con hipoteca y mis hijos a cargo.
«Como veréis, un perfil bastante corriente en nuestro tiempo, una más…»

Mi vida laboral empezó con 18 años, cuando, después de sacarme el COU y de aprobar la Selectividad, decidí no seguir estudiando y ponerme a trabajar. Por mediación de una empresa de tra-bajo temporal, comencé a trabajar de mozo de almacén días sueltos, de sol a sol. Buena toma de contacto, sin duda.
La formación de una empresa familiar de alimentación, me llevó a aprender y trabajar de pollera. Me hice autónoma y, con el tiempo, acabé llevando mi propio negocio de pollería y congelados en un mercado durante 8 años, hasta que la crisis que las grandes superficies supusieron para el comercio pequeño y el tener un bebé, me hicieron cerrar el negocio, que dio beneficios hasta el último momento. Descubrí en ese trabajo mi pasión por el trato con el público.
Luego estuve algunos años dedicada a mi hija y, salvando un curso escolar que fui monitora de comedor, no tuve trabajo. Eso sí, hacía todos los cursos de formación gratuitos para desempleados que podía, con el fin de no quedar desfasada para cuando decidiera reincorporarme al mundo laboral, realizando cursos de idiomas, de informática, de gestión administrativa.
Al año de tener a mi segundo hijo, ya estaba en búsqueda activa de empleo y asumí como un trabajo mi búsqueda. Eso suponía madrugar y cribar el mundo físico e internauta de curriculums, aprovechar los contactos, los amigos, la familia, los cursos gratuitos, todo. De esa forma, siendo constante y paciente, al cabo de 3 años, me llamaron de la bolsa de empleo de un hospital público para trabajar de administrativo, y, aunque eso era para lo que me había estado formando, yo por si acaso, había echado también para la categoría de celador en ese mismo centro, aún dándome bastante grima el tema, dado que son los que ayudan al personal sanitario con los pacientes in-gresados, piel con piel: aseos, traslados, movilizaciones, traslado de fallecidos a las cámaras… En fin…
Estuve 6 años con contratos varios en el hospital, entrando y saliendo de la plantilla, y tocando todas las partes administrativas del centro, aprendiendo de todas, enriqueciéndome laboralmente. Hasta que llegaron los recortes sanitarios del 2012 y me fui a la calle con todos los contratados. Llevaba dos años divorciada, con problemas para cobrar la pensión de alimentos, con subsidio de 426 euros, ya que el último contrato fue de 10 meses sin derecho a prestación, por no haber llegado al año, con una hipoteca de 526 euros, mis hijos… Me hundí.
Y renací.

Durante 6 meses, estuve aguantando como pude, pero volví a ponerme como trabajo buscar trabajo. Además, busqué también los cursos de formación y tuve la suerte de que me seleccionaran para estudiar un Certificado de Profesionalidad de Recursos Humanos, que me ha sido muy útil.
Mi familia estaba allí, mis amigos, y conocí a mi actual pareja que tenía un hijo sordo.
Esto dio un giro inesperado a mi vida laboral…
Conocí el mundo de las ayudas técnicas para niños y adultos sordos, el milagro de los implantes cocleares y la adaptación de audífonos y, en una convención sobre el tema, conocí a la que sería mi jefa. He trabajado como secretaria de su centro especializado en estos temas durante casi dos años. El aprendizaje ha sido espectacular, pero el bajo sueldo, el mal horario y la lejanía de mi domicilio eran handicaps desde el principio. Aproveché bien la experiencia y enriquecí mi verdadera vocación oculta: ser personal sanitario. Pero volví a quedarme sin trabajo este pasado mes de marzo: la jefa tenía problemas de solvencia y la situación ya era insostenible.
Entretanto, fui a las jornadas del Ayuntamiento de Móstoles y escuché a Ana Carmen Moruga y conocí “No quiero ser portada de los lunes al sol”, que sin saberlo, me dio el empujón definitivo.
Yo tampoco he querido nunca ser portada de los lunes al sol…
Volví a hablar con los gestores de la bolsa de empleo del hospital donde trabajé, a sabiendas de que estaban contratando gente. Me dijeron que dada mi veteranía en el hospital me daban trabajo sin problema, de un día para otro, pero en la categoría que había oferta era en… CELADORES (Os remito a renglones anteriores para que entendáis por qué lo pongo con mayúsculas… Glups!).
Pero lo que en otro momento me pareció terrorífico, se me ha devuelto ahora como una auténtica vocación. He descubierto que soy realmente una “sanitaria de letras”, pero una sanitaria al fin y al cabo. No era ser administrativo en el hospital lo que me gustaba, era el hospital en sí.
«Mi vida laboral me ha ido dando pistas hasta llegar aquí»
En el comercio descubrí mi pasión por el trato con las personas; el mundo de la discapacidad auditiva y el hospital, mi vocación de ayuda a los enfermos y a la gente con problemas físicos, en general, y mis capacidades para ello.
Sólo 10 días sin trabajo y, aquí estamos: trabajando muy cerquita de mi casa, con más salario y calidad de vida, en un trabajo duro, física y moralmente, pero que me resulta apasionante.
Creo que mi historia laboral se define en una palabra, que considero clave para trabajar con salud y felicidad: VERSATILIDAD.
No te cierres a lo que crees que eres: adáptate, prueba, aprende y déjate llevar de tu instinto con naturalidad.
Un profesor me dijo una vez algo que se me quedó grabado para siempre y con lo que voy a terminar:
“Quien te conoce, te limita. Quien te define, te mata”.
No os dejéis definir, mucho menos por vosotros mism@s.
Suerte y felicidad.
Un placer,
Susana Martín Jiménez.
«Ahora estoy caminando al sol»
Susana Martín
Perfil de Susana en LinkedIN.
Susana tiene un mensaje positivo que mira al futuro con descaro y no se arruga por la carga social, ni por el tamaño de los problemas.
Cuando dejas de perseguir objetivos ajenos, cuando dejas de querer demostrar, cuando dejas de esconderte, es cuando sale la versión genuina de ti mismo, lo notas rápido porque se afina el instrumento interior y tu autoestima renace iluminando tu futuro con esperanza.
El inmovilismo conduce a la permanencia, la acción al aprendizaje y al éxito.
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Gracias, Ideasland.
Recibe un fortísimo abrazo.
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Muy bueno
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Gracias por pasarte y comentar.
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Susana, eres una luchadora. Te mereces cada gramo de felicidad en tu vida.
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Gracias por tu comentario, nos alegra muchísimo tu mensaje para Susana.
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